sábado, 29 de enero de 2011

Sal y cenizas para una mujer inventada



"y una linda guachinanga,
sí, allá voy yo"
Sebastián Iradier. La paloma.



Me han contado de un paraíso
de pescadores y gaviotas.
En la orilla,
mujeres bellas
como escogidas.
Sobre los labios,
a la hora de la vida,
el gesto rojo,

abierto pecho de pardal
entre la ceniza.

Marineros de baja patente
que cargan sus canciones
del mar inhóspito,

a fuerza de tanto adiós,

prometen pasiones brujas,
palomas de colores desconocidos,
izan banderas de algún lugar remoto,

nadie los ama,

y, sin embargo,

beben su cerveza,
se acaban a trompadas,
besan la cruz sobre el pecho salado,

como si la vida
fuese eterna.

Las noticias ya no me vienen
de Londres y París.

(Que abran el paso)

Lezama
Bola de Nieve
Martí

Veo bien sobre la trinchera
y digo
pan, fuego, vino,
lo demás lo ignoro.
Me importan el precio del azúcar,
el campeonato de fútbol,
la política fiscal

y tu sonrisa de ángel.

Con las flámulas arriadas del crepúsculo,
también los cantores se van en retirada,
no sin antes despedirse
de una mestiza,
del gorrión,
del amor.

Pedro Gullar.
Rio de Janeiro, 2011.