viernes, 28 de marzo de 2008

"XXlll"

Depravadamente rezóme tu cuerpo en la mente,
y aparecióse serpenteante tu figura como infernal rosario.

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Mis manos se calientan buscando el polvo de tus alas,
piso sin atadura y sin infierno mueren entrelazadas mis cargas.
Pierdo las cuentas,
pierdo las grietas,
pierdo las manos y ella, inquieta, rugiente se llena de luz.

Se aleja como el adicto
de la espera.

La guarida que me resta
es una oscura lágrima, oculta en su palabra,
quebrantada por el sentido,
cobijada por unos párpados descarados, por el humo de una injusticia,
de una aventura sin respuesta o un silencio sin emoción.

Convénceme y respira.

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Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 28 de marzo de 2008

domingo, 23 de marzo de 2008

El que boca tiene: la honestidad intelectual

Yo no soy un filósofo ni un especialista en epistemología, por lo que sería demasiada pretensión y falsedad hacer aquí un análisis riguroso de lo que es la ciencia y cuáles son sus métodos y espíritu. Pero, así como no hace falta ser un esteta para saber que, por ejemplo, Jill Ireland es bellísima, no me ha sido nunca indispensable un conocimiento, digamos, sistemático de las deficiniciones filosóficas para reconocer en el marxismo la vista más científica de la historia, la filosofía que explica más "científicamente" la historia, las sociedades y sus relaciones con la infraestructura económica.

Lo que voy a comentar aquí brevemente es justamente esa flagrante contradicción en la que incurren ciertos "marxistas", que terminan siendo, en verdad, falsificadores, deturpadores, farsantes del pensamiento de Marx y Engels. El marxismo, si es científico, si lo reclamamos los comunistas como la ciencia del proletariado, exige el método de la ciencia. En el análisis que se haga utilizando el método marxista estará previsto y supuesto el uso del método científico. El método dialéctico agranda el método científico, no lo niega ni lo recorta caprichosamente.

La contradicción en la que incurren es justamente en su poco rigor científico. Hacen esto, por ejemplo, cuando se creen con la autoridad necesaria para hablar sobre los conflictos que pasan en todo el mundo, cuando desconocen sus especificidades, su complejidad. En su ignorancia, esquematizan y simplifican aquello que no es ni esquemático ni, mucho menos, simple. Quieren reducir y adaptar la realidad a sus antojos y arbitrariedades.

Finalmente, en un conflicto, uno puede estar a favor de alguno de los lados. Pero que nuestra parcialidad sea conclusión de un análisis riguroso, científico, puesto firmemente en el método marxista, pero jamás una ligereza que termina siendo ofensiva para aquellos que realmente sufren el conflicto. Como decía el Presidente Mao, "Quien no ha investigado no tiene derecho a hablar".

Uno podría decir que los revisionistas del marxismo se comportan como prostitutas, al haber rechazado alegremente los postulados básicos del marxismo y acomodado convenientemente el materialismo a sus intereses electoreros, burgueses y capitalistas. Pero sería una apreciación injusta compararlos con prostitutas.

Por las prostitutas.

José Vargas Bazán
Rio, 23 de marzo de 2008.

jueves, 20 de marzo de 2008

(Síntesis)

"Te amo"

Diviso en el estremecimiento de tus ojos,
un reflejo en forma humana, una sensación carnalmente delimitada,
expresada por figuras unidas, por espacios y cintas blancas.
Y llovían de los míos…como pétalos rotos,
el provisional panorama.

Conozco ciertos bordes deseados que me encantaría reconocer;
pero me falta conocer secretos,
me faltan sentidos agudos y flores celestes por recoger.

Es el sueño que agita las noches,
como rompecabezas colorido.


Amor, que vas por dígitos incógnitos,
despiértame para hacerlo contigo.

La temperatura de las sábanas aumenta como disminuye el espacio entre nosotros,
como se adelgazan las huellas en la arena…
como lo hace la paciencia de un loco…

Quiero recorrer el cielo,
no me sueltes, estaré contigo esta vez viniéndome…


Un sonido incierto invade tu alcoba en la oscuridad de la presión,
no me dejes, atrápame como recuerdo,
yo estaré dispuesto en desnudez,
en bandeja de evocación y en dimensión descubierta, en conveniente expansión.

Quisiera sentirme propietario de tus besos de hielo.
Quisiera oír la marea de tus locuras y sollozar cuerdamente.
Porque quiero llorar mis sueños.
Quisiera abrazar tus preguntas…
y demostrame que existe tu dulzura…
...
quisiera solo amar.



Nuestra colección nocturna camina por Barranco,
insuda sustancias intangibles
y enfoca recuerdos flatos.
Pasea como la gente que se besa y suspira…
como el pasado…
como los pasos que me quebrantan…
como mi costado...

Escucho a mi alma que habla con el sol,
bueno…la espío,
dice ser mía; pero creo que miente.
Escucho a mis latidos golpear la puerta de la luna
y le comenta : "Hay una chica…"
creo que acierta
porque desde el principio fue todo tuyo,
nunca fue mentira la verdad.

Deambulo por el sonido que a veces existe en mi cabeza
y espero la medianoche o el mediodía,
pero cae tu voz como campanada a la resistencia y llamo…
y me contestas.
Y adoro que me sepas,
que me pruebes,
que me midas la cabeza.
Y reposo sobre la felicidad de tu sonrisa y pienso que todo ha sido bueno.

El mediodía es reflejo de la noche,
hace doce horas, tuve sueños presentes como regalos…

Yo te escucharé si me hablas,
así se devoren los sentidos tus palabras y la distancia sea mi único testigo y protector,
mantendré atento mi racimo y dormido arrullaré tu timbre…
…y así será para nuestra mezcla después…ídem

La energía de tu temor enlutado es un universo,
un verso unificado con un capullo frágil,
me encanta como aparentas el amor por mí
con poesía, envelada
y sin embargo tienes miedo
y eres niña…
temes…
así yo lo sentía…
Y sabrás que sumerges en lo más profundo de las respuestas,
las canciones tuyas-mías, dudas de viento.
Entre edificaciones de música y ruinas de pasos,
escuchamos una vez a una mujer que no lloraba y
mi camisa amarilla colapsaba en tu boca y compartimos los derechos de autor,
en unas coherentes palabras,
en unas oraciones de amor.

¡Tú!
Es palabra que adquiere toda cualidad positiva.
Corazón que atardece y alma que grita.
La mía siempre es de noche, espera,
como la orilla a la media luz, el golpe;
son tus corrientes vecinas, sal del cuerpo que coctelean mis aparecidas atmósferas
en unas calles sin nombre estamos nosotros
pareja de antaño con cariño moderno.

¡Tú!
De crepúsculo interior,
como clavel del aire que marchita el cielo
igual que la flor,
mi sombra enramó tu paradero.
¡Yo!
tuyo
de brazos mudos y mirada callada,
por esta región secando se iban mis pétalos deimales
pero yo soy sol y tú, energía;
de la manera que sea iluminaré tus labios inmóviles, aun más.

Mi vida consumo,
(fumo una vida enamorada);
pero en mí se queda el humo
y mi pasión enloquece sin hacer daño a tu boca.
Su ligero paso llega a subir al manto oscuro del malecón
y adquiere miles de formas sensuales que encarnan un edén en horizonte
como mi corazón fuma a tu ser,
tu fumas sin saber…


que yo absorbo el humo de tu boca!


Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 20 de marzo de 2008

Exención

"Marrullería efable"

Yo escribo en el alba las puntas abiertas,
con el filo de los dedos te peino cuidadosamente suspendido en el aire.
Las angustias que se encadenan al itinerario mío,
tus caricias en sobrefaces,
la niebla de tu movimiento aumentan en saltos mis propiedades vitales,
mi “piensa un poco”,
mi “gravedad futura” son de entera sibarítica sobredosis.

Pero eso, es solo en imagen, solo en semejanza ideal,
cuando en horas gigantescas solo tú me comprometes,
con extraña exigencia, con naturalidad,
con femenina dolencia,
con sibilante presencia, se acerca mi sinceridad.

(Y no lo recomiendo).

Yo leo mis rendiciones
y a veces descifro entrelíneas como la ausencia de palabras quitan de la vista tu crica,
y soy ciego avergonzado
pues cuando van despidiéndose mis manos sobre mis ojos
soy mudo
y cuando del asombro, y de entre mis dedos
parte rosada contemplo,
de fondos obscuros, mi lugar discuto.

Yo escribo con violentas sonrisas,
viéndote la falda con los dientes,
si recibo tu opinión cooperante, le daré prisa a los mordiscos;
generaré un efecto merodeador y ansioso,
por supuesto,
esta vez tú ocultarás tus ojos.


Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 20 de marzo de 2008

sábado, 15 de marzo de 2008

Los cóndores: las influencias del shingo

Pocas cosas son tan insoportables como las declaraciones falsas de escritores sobre sus influencias. No es raro oírlos decir que a los tres años descubrieron a Sartre y Camus, a los cuatro a Dante y Petrarca, pues a los cinco ya eran hábiles críticos de Horacio, Sócrates y Descartes. Nos hablan también de la influencia decisiva que tuvo en ellos la filosofía china, la poesía japonesa, el tantra, los evangelios en aramaico, los poetas vernaculares catalanes del siglo XII. Esto sin contar el aporte indispensable de los barrocos nórdicos, las pinturas de Picasso y la música de Mozart, Vivaldi y Verdi.

Yo no les voy a mentir. Todos mentimos algunas veces, pero la mentira tiene que tener un fin, ser táctica, estratégica. No veo cuál sería la utilidad de negar mis influencias verdaderas o inventar influencias falsas. Al contrario, tiene que haber limpieza, claridad en la escrita y lo que la envuelva. Es una de las exigencias del método realista, apoyado firme en el materialismo filosófico. Aquí, les menciono mis primeras influencias, limitándome únicamente a los libros, pues, claro, las cosas más influyentes seguramente me han venido de la vida.

Nunca fui un lector voraz, como otros dicen serlo. Leía mucho lo que me interesaba mucho. Recuerdo que aprendí a leer en mi casa, gracias a mi mamá, y no en el jardín. No me acuerdo del nombre del libro que utilicé para aprender a leer, pero era una pequeña historia sobre un granjero y sus animales. Esto debió de pasar cuando yo tenía cinco años, más o menos, y es la memoria más lejana que tengo de mis lecturas.

Después, leí los libros obligatorios del colegio. Recuerdo que había un libro específicamente para lecturas, de la Editorial Santillana. Además, leía a veces el DT, el suplemento deportivo de El Comercio, pues mi hermano lo leía bastante y yo me interesé por eso. Durante esos años, de los cinco a los diez, sólo recuerdo haber leído completa una obra, que fue una de las más marcantes para mí: El Hombre que calculaba. Es un libro escrito por un profesor brasilero de matemáticas, que escribía bajo el seudónimo de Malba Tahan. Pero en aquella época, yo no sabía de quién se trataba. Fue una lectura genial, que mezclaba interesantísimos problemas de matemáticas con el estilo de vida particular que tienen los árabes musulmanes.

Otras obras que leí antes de los 14 años y recuerdo son Corazón, de Edmundo de Amicis, y varias de Julio Verne. Con Corazón seguramente me identifiqué por tratarse de la historia de un niño que deja de ver a su madre. Y Julio Verne fue simplemente genial, divertido, ágil, interesante.

Después, vino el marxismo, el leninismo, el maoísmo, el Amauta, los grandes poetas brasileros del modernismo, César Vallejo y tal. Eso es cierto. Con ellos, aprendí sobre todo lo que era la poesía, el materialismo, la ciencia misma. Pero eso es ya otra historia. Los libros fundamentales, las piedras angulares, me vinieron más temprano y eran más sencillos.

José Antonio Vargas
Rio, 15 de marzo de 2008.