sábado, 21 de junio de 2008

Te amo (no Elevado do Caju)

A todas as minhas musas,
pela sua irremediável volatilidade.


Morena
que a estas horas
em outros braços descansas,
saiba
que eu te amo
no Elevado do Caju.

Não sei se eu te amaria
se os tempos fossem outros
ou se te amarei em Santa Cruz.

É tanta a adversidade.

Sei,
como é evidente,
que te amo
no Elevado do Caju.

Quiçá em outras
circunstancias
(digamos, por exemplo,
no tempo de outrora
ou no Calçadão de Bangu)
não mesmo te amarei.
Daqui a uma semana,
sabe-se lá,
poderei amar uma outra
mulher,
morena também, como tu.

Contudo,
é daqui que agora eu vejo
o cais
(um barco atraca
em um estrondo).
E penso com meus botões
velhos
que eu te amo,
não sei se te amarei,
nem sequer penses em se te amei.
Não sou o primeiro
nem és a última.

Sei, de um saber indubitável,
que te amo
no Elevado do Caju.


José A. Vargas B.

sábado, 14 de junio de 2008

"El velo negro [fragmento]"

Dejo de ser niño mientras tu voz es dinámica y huracanada,
ésta no falla
y días después muere en el vacío.
De carácter tribual y futurizo son los fósiles de tu garganta,
impregnados en el aire,
de manera suprahumana,
semejante a la evocación recalcitrante que realizan mis labios
mientras duermo
resulta
favorecida tu perpetuación en la distancia.

Así será la noche de todos...sin solución y lejana.

Te vestiste superiormente de gris
como si el invierno pudiese desaparecer en tu cuerpo,
anduviste sobre aceras vecinas, como nerviosa extranjera
con pantalones vaqueros de entallado perfecto
y una enérgica bufanda a la altura del ombligo bailaba ante mis ojos,
ladeando, ladeando...
cerca esta vez, de un territorio conforme
encendiste un cigarrillo
y yo, a lo lejos con mi silencio desesperado
te veía como lo hacen
generalmente
los locos que están desahuciados del resto...

Las noches contigo...
silenciosos dolores.

Encuéntrame cuando hayan desaparecido 4 soles.

viernes, 6 de junio de 2008

Alejandro Romualdo muerto

"Aquí descansa su rueda pálida,
la que hacía girar sencillamente bajo sus pies como
un planeta o una ola."
A. Romualdo. Responso por un payaso negro.


Todos los poetas
se van
trágicamente,
desoldamente,
algunos se han ido
suspirando,
otros se murieron
en duelos
y hubo también
los que no se murieron
ni suspirando,
ni en duelos,
nunca amaron
y tenían el profundo
temor de dios.
Estos últimos,
quiero decir,
los que han escrito
los poemas definitivos,
se van simplemente,
sin grandes amores cantados,
sin macabros suspensos inventados,
quietos, ya sin habla,
en un cajón de Finisterre.

Mientras tanto,
nada puede cambiar
la ventajosa rutina
de la vida en Rio de Janeiro,
menos aún cuando hacía
un calor de 30 grados
y el equipo local había
pasado a las semifinales.

¿Cómo podría hacerlo
el deceso de un poeta
trujillano que le escribió
a Tupaq Amaru?
O, dicho de otra manera,
¿cómo caray uno se entristece
si se ha muerto un escriba
anciano?

En el bar portugués,
junto a todas las musas
volátiles y los sándwiches dobles
de pollo,
mi café,
sin embargo,
estuvo sin el palpite,
la ondulación,
la gracia de la espuma
que le surgía al contacto
y el vaivén de la cuchara.

Esa tarde,
cómo será la vida,
mi café también estaba muerto.

José A. Vargas Bazán.
Rio, junio de 2008.