Dejo de ser niño mientras tu voz es dinámica y huracanada,
ésta no falla
y días después muere en el vacío.
De carácter tribual y futurizo son los fósiles de tu garganta,
impregnados en el aire,
de manera suprahumana,
semejante a la evocación recalcitrante que realizan mis labios
mientras duermo
resulta
favorecida tu perpetuación en la distancia.
Así será la noche de todos...sin solución y lejana.
Te vestiste superiormente de gris
como si el invierno pudiese desaparecer en tu cuerpo,
anduviste sobre aceras vecinas, como nerviosa extranjera
con pantalones vaqueros de entallado perfecto
y una enérgica bufanda a la altura del ombligo bailaba ante mis ojos,
ladeando, ladeando...
cerca esta vez, de un territorio conforme
encendiste un cigarrillo
y yo, a lo lejos con mi silencio desesperado
te veía como lo hacen
generalmente
los locos que están desahuciados del resto...
Las noches contigo...
silenciosos dolores.
Encuéntrame cuando hayan desaparecido 4 soles.
sábado, 14 de junio de 2008
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