jueves, 20 de marzo de 2008

Exención

"Marrullería efable"

Yo escribo en el alba las puntas abiertas,
con el filo de los dedos te peino cuidadosamente suspendido en el aire.
Las angustias que se encadenan al itinerario mío,
tus caricias en sobrefaces,
la niebla de tu movimiento aumentan en saltos mis propiedades vitales,
mi “piensa un poco”,
mi “gravedad futura” son de entera sibarítica sobredosis.

Pero eso, es solo en imagen, solo en semejanza ideal,
cuando en horas gigantescas solo tú me comprometes,
con extraña exigencia, con naturalidad,
con femenina dolencia,
con sibilante presencia, se acerca mi sinceridad.

(Y no lo recomiendo).

Yo leo mis rendiciones
y a veces descifro entrelíneas como la ausencia de palabras quitan de la vista tu crica,
y soy ciego avergonzado
pues cuando van despidiéndose mis manos sobre mis ojos
soy mudo
y cuando del asombro, y de entre mis dedos
parte rosada contemplo,
de fondos obscuros, mi lugar discuto.

Yo escribo con violentas sonrisas,
viéndote la falda con los dientes,
si recibo tu opinión cooperante, le daré prisa a los mordiscos;
generaré un efecto merodeador y ansioso,
por supuesto,
esta vez tú ocultarás tus ojos.


Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 20 de marzo de 2008

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