Para Lígia, Liginha, por demostrarme que todavía tengo corazón.
Me alegra saber
Que existes
En la ciudad.
Que cuando apuro el paso,
Anónimo como un cuerpo contundente veloz y absurdo,
También tu cuerpo frágil se acompasa
Al trote del rocín sin gloria.
Que cuando tomo mi café,
Y la tropelía que nunca entiendo
Celebra misa de cuerpo presente,
Me acompañan tu sonrisa,
Tus ojos castaños,
Que no se justifican,
En la Rua Primeiro de Março.
Que mis cuentas no cierran a fin de mes
Y tu mano (podrían ser tus cabellos y su resplandor)
me traza como el polen se dibuja contra el viento:
“Calma, corazón, calma,
a gente dá um jeito”.
Entre trece millones de Homo sapiens
Que pasean, aman, pagan cuentas, odian o almuerzan à la carte,
En Caju, en la Rua Sete de Setembro, en Inhaúma, en la Avenida Dias Gomes,
Es una alegría saber que existes,
Ubicua, única, cercana, Lígia en el corazón.
Pedro Gullar.
Rio de Janeiro, Carnaval de 2011.
Siembra. Andrés Zevallos.
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