miércoles, 31 de diciembre de 2008
Vidrio entre las piernas
Aquella noche el silencio convivió con los gritos,
los golpes y las lágrimas terminaron sobre mi cuerpo;
incluso él.
En mis rincones, el desorden, el daño,
se hacían perpetuos,
estas cicatrices infernales,
estas pústulas vacías ocuparían mi pasado y mi futuro.
Aquella noche el dolor se ramificó,
las astillas se incrustaron en mi orgullo,
sentí que perdí todo lo obtenido, cualquier goce o triunfo.
Comencé a sangrar,
como nunca antes lo había hecho,
de los labios, de las cejas, de las evasiones, del miedo.
Cada movimiento suyo, cada sucia palabra,
era veneno solidificándose en las articulaciones,
en las extremidades y en su contraste.
Él seguía lastimando mi rostro con su puño
y mis entrañas con su amargura.
Mi alma se manchaba carnalmente.
Él llegó estrepitosamente,
forcejeó mi ropa con sus manos duras,
desgarróme entera
como si mi historia o mi pasado
hubiesen sido causa de su, hasta ahora, neutralidad.
Mientras lloraba le deseaba la muerte.
La peor y la más justa de las muertes.
Ha deshecho mi vida
y aun así, me ha lanzado del asiento trasero de su taxi;
apenas puedo moverme,
no sé dónde estoy y qué demonios haré.
Pienso en hospitales,
en mi madre
y en el pequeño que cargaré...
Las heridas descansan físicamente.
No lloraré muertes ni lloraré vidas,
lloraré personas;
pero lo que jamás haré
será dejarme vencer por una porquería.
He sido humillada y me levantaré,
he sido tirada y me recogeré,
el dolor me tiene ahora completa
pero la esperanza permanece parcial.
Espero...
Oscar E. Donayre Gonzales
Lima 09 de enero de 2008
lunes, 29 de diciembre de 2008
"Como ayer"
Nos hemos merecido a veces.
Y solo entonces olvidaste los presentimientos.
Hoy has dejado una despreciable paz,
una tranquilidad tal que solo el desastre calma.
Los a veces no duran
como nunca entre los dos,
mas siempre anduviste sin ataduras,
mi desconsuelo, especialista en absorción,
de tu figura hizo una abstracción segura;
quizá más que para siempre,
quizá ahora más que nunca,
no lo sé.
¿Podremos despertarnos acaso
sin sentir el latido deudor?
Es más probable que solo sea yo;
pero si eres tú,
exigiré un jamás como promesa,
un beso como resignación.
Veo tan frecuentes nuestros a veces,
que hasta parpadean;
es una rutina frágil y viciosa.
A veces nos hemos merecido.
Y en este conflicto de vernos
la sangre se ha extendido hasta las pupilas,
potente y excesiva,
a traspasado mi control como quien juega con una burbuja,
tu medida es de palmas abiertas,
lastima pero es usual.
Y hay ocasiones en las cuales
nos merecemos los a veces,
ocasiones que dudan,
ocasiones que apasionan las miradas.
En esta y en las otras, siempre fuiste tú.
Oscar E. Donaye Gonzales
Lima, 29 de Diciembre de 2008
domingo, 21 de diciembre de 2008
"Vacío con vacío"
y a veces suelo invitar al sueño,
a veces se mezclan ambas cosas
y de esa manera me logro abrigar.
Recuerdo la agilidad de mi mente y las acciones de mi cuerpo,
hoy son anécdotas,
experiencia;
La vida mía no es la de antaño,
todo parece tan triste, perdido,
lejano y prometido;
el cuerpo se siente como una carga,
el alma se inflama
y los que de mi pecho bebieron
Los años me han arrebatado la resistencia,
me han sometido a tantas preguntas que las respuestas son como un ganapierde,
el alba es suero y el despertar es una hoja menos de la margarita.
Mis nietos son como un resplandor,
sucinto, en el corazón.
Así como ellos, yo solía visitar a mi nana
cuando mis padres debían hacerlo,
hoy le llevo por mí, flores más seguido al cementerio,
entendiendo este pellejo
y lo que sintió ella al esperar mi regreso.
Oscar E. Donayre Gonzales