jueves, 10 de julio de 2008

"n"

Yo la vi pasar adueñada de las miradas,
su rostro bello y sin ayuda,
sus labios de natural carmín
y su piel de vainilla oscura;
sin límite, sin final, sus ojos resplandecían la premura de un cielo con horarios.

- A unidad de pasos, cercando la fantasía,
yo la idealizaba; me acercaba disimulando desinterés
para caminar por sus pasos con polvo y la acera recién bautizada -

Yo quise que se extraviara, y
yo quise perderme con ella.
Yo quise desencadenar su camino porque la amaba y
ramificar su horizonte impactando nuestras brújulas, por esa única hipotética vez atontadas.

- Digamos en voz que nunca escucha,
que tal vez la conozca -
Un deseo, una estrella que pasa...
fuga.

Averigué su nombre y me supo a gloria.
Mi antojo por las cosas,
mi gusto por su boca, su provocación y punto.
El resumen de sus manos, para algunos es la cuerda a un nuevo día;
para mí, es el hilo a una noche infinita.

Sus ojos abiertos a la oscuridad;
con él,
sus besos saben tan amargos...
Mis respuestas no tienen preguntas,
mis ojos no tienen más llanto, más estorbo;
si no la hubiese visto pasar aquel día,
probablemente sería fugitivo de los que la siguen,
probablemente así hubiese vencido al sonido de Hamelín,
de seguro a mí me hubiese visto.

- ¿Quién eres? ¿Qué tenemos? -
Nadie y nada.
Tú y yo.
Amor y odio.
Por "enésima" vez desisto al esfuerzo...




Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 10 de julio de 2008

No hay comentarios: