Nos hemos merecido a veces.
Y solo entonces olvidaste los presentimientos.
Hoy has dejado una despreciable paz,
una tranquilidad tal que solo el desastre calma.
Los a veces no duran
como nunca entre los dos,
mas siempre anduviste sin ataduras,
mi desconsuelo, especialista en absorción,
de tu figura hizo una abstracción segura;
quizá más que para siempre,
quizá ahora más que nunca,
no lo sé.
¿Podremos despertarnos acaso
sin sentir el latido deudor?
Es más probable que solo sea yo;
pero si eres tú,
exigiré un jamás como promesa,
un beso como resignación.
Veo tan frecuentes nuestros a veces,
que hasta parpadean;
es una rutina frágil y viciosa.
A veces nos hemos merecido.
Y en este conflicto de vernos
la sangre se ha extendido hasta las pupilas,
potente y excesiva,
a traspasado mi control como quien juega con una burbuja,
tu medida es de palmas abiertas,
lastima pero es usual.
Y hay ocasiones en las cuales
nos merecemos los a veces,
ocasiones que dudan,
ocasiones que apasionan las miradas.
En esta y en las otras, siempre fuiste tú.
Oscar E. Donaye Gonzales
Lima, 29 de Diciembre de 2008
1 comentario:
Qué dolorosos a veces, son los "a veces" :-) Me llamó la atención el título de tu blog. Volveré por aquí. Te invito al mío
http://absurdilandia.blogspot.com/
Saludos cordiales de un compañero blogger
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