domingo, 24 de mayo de 2009

"El sol"

Él caminaba de regreso a su casa por la misma vereda, vereda que tenía su nombre escrito con su puño y letra desde el año 1994, de pequeño estaba atento a los aconteceres callejeros desde su ventana, para aprovechar descuidos, para obligarlos a emerger. Le gustaba esa vereda, siempre permanecía despejada para él a su regreso, a las 23:30 hrs. Sin embargo, durante el día, precisamente en su salida, siempre había un loco en la esquina, éste le decía: "Un sol, un sol"; en calidad de respuesta incómoda o de miserable reacción, él miraba la palma de su mano, sucia, evidencia de su despreocupación, de su gloria; sus ojos, fijos pero siempre con vacante lo seguían. A él no le agradaba el loco y pensó por qué razón debía darle el sol; el sol significaba su pasaje o algún refresco; él trabajaba, era su sol; además el loco parecía tener hogar, cada día tenía puesta diferente muda de harapos, caminaba solamente en la esquina, era su perímetro por lo que se podía inferir que vivía cerca, que salía porque alguien se lo permitía ¡qué desconsideración con la tranquilidad del resto! ¡Con la mía!
Había que ponerle fin a eso, a esa incomodidad, a ese sujeto puramente prescindible, a ese sujeto que cada día estaba en mi camino, en mi esquina; había que encerrarlo, había que alejarlo de la vida de las personas con establecimiento, con desarrollo. Pero la pregunta es cómo. Qué podía hacer para alejarlo... Hablar con los apoderados, razonar y lograr que lo cautiven; quizás con una buena tunda el loco se vaya a otra esquina, ojalá que no sea la de enfrente; quizás si le hago algunas preguntas pueda encontrar una manera de alejarlo sin contacto con terceros, de igual forma si algo sale mal, no creo que sepa quejarse...Está decidido entonces, mañana verá.

Salió decidido, con media hora de anticipación y fue directamente a la esquina. Antes que el loco le dijera la tontera que siempre le decía, él le preguntó: "Si te doy el sol ¿qué harías?" y el loco le respondió "Tú no, tú no". ¡Qué es el sol para ti?, replicó exaltándose. "Es vital, vital" dijo el loco dejando de mirarle.



Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, domingo 24 de Mayo de 2009

1 comentario:

Bicho de Ciudad dijo...

Quise leer esto con calma. Es tu primera intención de narrar. Era algo, entonces, que de por sí tenía que festejarlo. Pero ahora, habiéndolo leído, mis ojos se alegran como cuando ven a una mujer con presencia de que todo lo puede.

No son loas exageradas. Ni siquiera es un requiebro, sólo una idea que se me presenta. Lo que narras es producto de tu meditación (que a veces compartes con este amigo) como también del cinematógrafo que parió a Blow Up, el cual fecundó algo en tu cabeza. El final es lo mejor: no hay. Como un precipicio del cual vas a tirarte; estás justo en la arista y, cuando te arrojas al vacío y tu cuerpo formula un ángulo de cuarenta y cinco, alguien maquina todo y presiona pause. Y un sonido agudo empieza a carecer de límite.

Todos podrían inferir qué sucederá. Pero no existe tal certeza, es por eso que prefiero que el final así como lo expones.

Por otro lado, respecto a las dudas de tu redacción, ni te preocupes. Así como pueden existir tres locos en una misma calle, también hay libros de gramática de tres soles. También están los editores. También hay aretes. También hay condones como pasadores fosforescentes. Hay elementos que resultan ser accesorios cuando lo importante es transmitir el fondo.