sábado, 2 de mayo de 2009

Secuencia fronteriza

Al soñar irreflexivamente.

Sus ojos agitaban mi austeridad,
ella reacomodaba su bolso y caminaba por la calle curva,
ésta trayectoria era simple,
las veredas parecían desajustadas,
lo impredecible era una sospecha,
su luminiscencia, su órbita inevitable parecían adecuadas.

Sus pasos precursores,
mis pies sabuesos;
el palpitar irrefrenable al cruzar la calle,
el asfalto directo.
Permito cualquier sorpresa, inclusive la muerte,
solo preciso de un vínculo diáfano,
de su espalda silente.

La neblina la deja intacta,
es para mí como un abrazo;
pero no hay tiempo para forjar recuerdos ni calcular plegarias;
avanza rápido, la presencia de la distancia es una amenaza de la nostalgia,
batallaré por el privilegio de vigilancia,
le daré a mis pasos un poco de su bálsamo involuntario.

El camino descansa soportando con su garganta mineral,
estática y amiga,
imposible de reemplazar.
El sonido de su delicadeza,
la caza del calzado,
el donativo, la oportunidad;
tiemblan las soluciones,
las respuestas y su abrigo,
quizá sea pura casualidad.

Casi no hay vacíos,
solo un metro adormecido,
solo un límite al que le gusta parpadear.
Tengo que sobrevivir mostrándome,
tengo que imperar sobre la multinanimidad.

Es mi voz ahora,
fue mi intento siempre...
¿Me responderá?



Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 02 de Mayo de 2009

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