sábado, 13 de junio de 2009

Elogio de João Cabral en el agreste (y la vida en general)


Estaba Homero
con su poesía épica,
Shakespeare y
Garcilaso desde el drama
y el romanticismo.
También, don T. S. Eliot,
monárquico,
o sir Ezra Pound,
instalado en la demencia.

Hubo los grandes poetas
barriendo el espectro
del ritmo y la temática.
Vinícius llevaba
el lirismo en la solapa.
Solano Trinidad,
pernambucano retinto,
cantó a los negros;
Vallejo,
cholo liberteño,
cantó a los cholos.
Drummond no le cantaba
a nadie en particular,
salvo, tal vez,
a las Minas Gerais.
De Huidobro y Rubén Darío,
aprendimos la clara poesía modernista,
así también Bukowski
nos dio el desasosiego
(y no olvidemos el lirismo de Vinícius,
siempre en la solapa el lirismo).

Sin embargo,
en la siniestra
del parnaso,
estuvo
João Cabral,
el poeta sin emoción.
En Sevilla, en Recife,
João Cabral.
En Conacri, Barcelona
y Dacar también.
Solitario João Cabral,
amargaba
la culpa de Caín sin miedo:
desde João Cabral,
se puede ser,
sin probada culpa
en Sudamérica,
un poeta sin amor.
José A. Vargas Bazán
Rio de Janeiro.

No hay comentarios: