jueves, 20 de noviembre de 2008

"Libertad; pero yo no sé"

Auto-dedicación.


A veces me pregunto cuándo somos libres,
cuándo verdaderamente sentimos ese aire refrescante en los pulmones,
ese sutil cantar en el alma.

A veces extraño la molienda en el cielo,
cuando las nubes resaltaban del escenario celeste,
mientras me tomabas de la mano;
llegando los algodones en pequeñas cantidades
parecían soñar nuestras confidencias.

Y suelo determinar que la libertad más dulce
es la prisión de sus piernas,
de ese regazo dormido que guarda las tardes,
de aquellas manos que acarician la cabeza
haciendo de la distancia, una amante incesante.

A veces aquieto mis suspiros en la escalinata de Barranco,
respirando visuales antigüedades,
tocando las memorias con sed consonante
e intento olvidar mientras sonríen las novedades;
pero volteando me explico,
que no tendré respuesta que me calme.

Nada de pulquérrimo tiene mi afán de querer enamorarme,
siento que estoy prostituyendo mis pústulas.
Cada profilaxis que intento me atrae más enfermedades.

En realidad, nadie nació para ser libre,
basta que haya otro ser más como tú
para ser prisionero.

Lo más sano y sincero sería encontrar
una buena prisionera
o una buena ama de llaves.


Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 20 de noviembre de 2008

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