que algún día
servirán.
inmóvil permaneces
sobre el eje de la constante sentencia.
Cubierta y doliente
femenina y correcta,
no permites contemplar tus areolas reposando
como leonas
ni tus piernas vestidas de violento tulipán.
Percibo tu fragancia donde se olvidan las horas
y se recuerdan las oscilaciones,
donde renacen y son alejadas las ramificaciones del cuerpo
del núcleo solícito para saborear los corazones.
Y busco tus ojos; pero lejos de casa están.
Y me aferro a este cuerpo reciente,
custodiado por recuerdos,
y me intensifico pretendiendo no sentir la memoria
pero la libertad me aprisiona en esta condición orgánica sub-siguiente.
Es la ausencia dispersada en dos cuerpos,
es un intento de olvido público.
La tempestad de temas humedecen tu corola sureña
y así mismo, los ojos míos... y no es por tu silueta, menos por tus pechos;
es porque mi alma no obtiene respuesta...
es porque mi futuro no tiene consuelo...
Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 25 de noviembre de 2008
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