sábado, 12 de abril de 2008

dobla el corazón

En un rincón la he encontrado,
dormida,
dormida...
y mis lágrimas la recogieron preparando su noche,
acomodando su almohada,
su pelo blanco.


La reconocieron,
una vez más,
soñando,
soñando...
...preparo el mantel con sus manos dibujadas en óleo,
los sueños en mi vida la matizan
y Dios me ayuda con la mesa;
pero nos sentamos a comer solos,
Él repitiendo a diario...

Muerto estoy
de vida
y no de presencia aún.
Llegan mis actos en pedazos al movimiento,
todo lo veo pasar;
lo visto, lo recuerdo y en ella me pongo a pensar...
sea una escoba o sea un pañuelo,
sea una fruta o una hija.
Si llego a reaccionar,
tardándome siempre permaneceré, pues antes de la madre
no estuve
y después de ella, llegué
para no estar.

El sufrir se desarrolla como una mariposa,
el ver la luz, es una larva eterna que acaba de pensar.
...
Mi capullo se pausa en algún lejano rincón que la mente abraza;
se reciben los golpes,
se reciben las palabras,
en unas horas, en una cara, el dolor sana;
pero en el corazón y en el alma
la sangre cae como cascada de adiós!
...

La he encontrado,
despertando,
despertando...
y mis lágrimas le besaron los hombros,
su calor me mantuvo el pecho unido
y acomodé sus cabellos en mis manos,
por último, durante unos ojos inmóviles, los míos.
Ella me reconoció
en el puente de los transparentes.

Preparé como hace muchos años,
mi primer paso.

Le sonreí mientras se abría mi capullo...


Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 13 de abril de 2008



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