Ella posó en mi estudio de las noches
con su protoboca sumergida en el aire,
a entremeses,
dando y quitando mantenía interiormente estático
lo que fuese calmante.
Pero sus glándulas dinámicas
esparcían esporas hormonales, como granadas carnales;
mientras el estudio se revolvía como en quinto año de secundaria
nadie era lo que era,
y ella solo se publicaba.
No he visto flor alguna, NATURALMENTE
que sea... natural.
Mi pecho y tu imagen combaten
y, aunque tú
sin moverte a la derrota me lances,
las raíces que absorban tus páginas blancas,
esas raíces serán de mi "techado" celaje.
Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 29 de abril de 2008
martes, 22 de abril de 2008
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