viernes, 4 de abril de 2008

Tacto agudo

Tu silencio tiene estilo
y
he podido darle unas lecciones hoy.
Sobre el tercer dado roído
el beso de mis rodillas lábiles urente
se ha partido;
tu ausencia obtiene voz
y
devora sustentada
mi desconsolado quejido.

Yo inventé tus palabras cuando tú jamás las diste!
Yo circundé asnado la intermitente sordera de tu aún!

Tú eres sin duda mi pacífico ataúd
y
yo,
soy el que con ambas manos toca tus bordes ancestrales.
Ah! madrugada sollozante
y
de chimeneas enlutadas,
entréguenme el fuego póstumo del amor insolente,
mis leños no saciados consuman también!!!

y...

Tu silencio tiene miedo a perderme,
sabor a extraño, inútil agudez.
Tal vez permanezcan mis manos con un de repente ...

Y
hoy
la altura parece no haber pensado,
tiene aires de naturaleza, desnudez y músculo
Ah!
pero se estrella en la memoria tu pañuelo de hojas negras,
dúctil imagen,
ahoga entre el mundo el virus de sus caderas!

Pues hoy tu ausencia tiene grito,
pues;
renuncia de pimienta,
¿derrotada? ...yo no sé...
Contenida en ocasos, transportada a tinieblas,
triste durmiente
con un beso tejeré unas mantas y con un absurdo reflejo te abrigaré;
atravesaré tu espacio como un ciego cruel
y
tus ojos empolvados limpiaré con un alfiler de plata,
nerviosas reconoceré tus armas
y esta vez la punta a otro pretendiente entregaré.


Oscar E. Donayre Gonzales
Lima, 05 de abril de 2008

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